Thomas Evans, el padre del protagonista de nuestra historia, prestó mil libras esterlinas al dueño de una pequeña tienda de muebles y toda clase de cachivaches; con tan mala fortuna, que perdió el recibo del préstamo dado. El sr. Benson, que así se llamaba el dueño de la tienda que recibió el préstamo, se negó a devolverle el dinero al señor Evans, al no tener éste el recibo. Aquel dinero era el que el señor Evans quería dejar en herencia a su hijo. Éste, tras la muerte de su padre, decidió urdir un plan para que Benson le pagase lo que le debía, con los intereses acumulados en todos esos años. El plan no era fácil; pero, con inteligencia, astucia y empeño, a lo mejor, lo puede conseguir…
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